jueves, 3 de marzo de 2011

Lágrima cuatro: Las lagrimas que están solas

Las lágrimas que están solas son las más tristes.

Cuando un surco recorre tu mejilla y una nueva lágrima aparece, a la espera de que la anterior caiga por debajo del mentón y se pierda en un mundo desconocido para ella y se seque en un suelo, del que no forma parte. Esa lágrima está sola, la siguiente caerá un palmo de terreno más lejos que la anterior inalcanzable para ambas cubrir ese espacio.

Si nadie te ve llorar nadie sabrá que lo haces y esas lágrimas sólo habrán existido para ti, sólo tú sabrás que un día brotaron de ti y las dejarás abandonadas e ignoradas siempre. No sólo vivirán en un mundo desconocido para ellas, es que nadie las recordará. Sólo tú..., ¿tendrás el valor de recordarlas? ¿Por qué llorabas?

Muchos olvidamos la tristeza y vivimos la alegría. Seríamos más felices si aceptáramos la verdad: que la tristeza es una parte de la alegría y ésta a su vez de la otra. No podemos ser felices siempre pero tampoco podremos ser lo contrario continuamente.

Las lágrimas buscan compañía.

Si compartes todos esos momentos con alguien que llore contigo nunca más dejarás a tus lágrimas vagar solas en el mundo y ni siquiera ellas estarán tristes

1 comentario:

  1. Sí, quizás las lágrimas buscan demasiada compañía. Aunque también las hay que son muy solitarias. De ésas que se quieren guardar como un tesoro que no se quiere exponer a nadie más. Como un secreto que no se ha de revelar a nadie, que se guarda con el mayor celo para presentarse invulnerable ante los otros. Sin embargo, es un extraño gozo compartirlas, sentir el dolor de la otra persona que las hace brotar y ahogarse por un momento en ellas...

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