jueves, 31 de marzo de 2011

Lásgrimas aparte: el errante crea su camino con las cenizas de los indignos

Ellos quisieran ser como tú.

Tú escupes sobre el camino que te marcaron, el que estaba destinado a ti. Un camino lleno de sonrisas, días claros y placeres. Esos a los que dijiste que no, un no con unas mayúsculas tan grandes que no caben en dialecto alguno.

Me gustas, me gustas porque nunca quisiste lo que los demás quieren. No, tu escogiste lo difícil, lo imposible. Jamás serás feliz hermano, lo sabes y aún así sigues adelante, sigues caminando con tus gastados andares sobre gastadas carreteras que llevan a alguna parte lejos de las luces, adonde nadie quiere ir por miedo.

Ellos jamás podrán mirarse en ningún espejo sin sentir desprecio u oportunidades perdidas.

Vidas de tetrabrik, caducas, con número de lote e iguales...Iguales, qué concepto tan lastimoso para ellos.

Yo te respeto porque eres el único que conozco. Supongo que alguien más habrá optado por abandonar el camino de baldosas amarillas y adentrarse en el bosque, escoger los caminos que nadie escoge.

Yo sólo te miro. Te miro pero no sé si seguirte o quizás ya lo haya hecho y esté perdido en la oscuridad como tú.

Seres de la bruma perdida, hijos de la no conformidad absoluta.

Los demás se enfadarán contigo por no ser como ellos y tú responderás:

- El idioma de los hombres es un idioma que no entiendo.

martes, 29 de marzo de 2011

Quinta lágrima: traiciones

Traición.

Una palabra grande, muy grande, a veces demasiado grande para nosotros mismos. Pero el ser humano la creó, la moldeó en la fragua de la confianza y le dió su forma. Y la ha perfeccionado con el paso del tiempo.

Qué hermosa y qué desgarradora es la traición, te sume en la oscuridad de la soledad, de la ruptura de tus cadenas, esas que te unen a los demás, que hacen que no estés sólo en el mundo. Pero también es una puerta a la libertad, gracias a la dura traición puedes romper cualquier relación o sentimiento por fuerte que sea y recuperarás tu yo, el yo que nació sólo en este mundo.

Libertad y soledad, a veces dos sinónimos. Es difícil vivir libre acompañado, normalmente la compañía impone, acepta, rechaza, orienta, influye,... Todas palabras contrarias a libertad. Ser libre supone no dejar interferir a nadie, luego nadie debería tener poder sobre nosotros.

Pero no se puede vivir sólo. Si algo he aprendido desde mi caída es que las personas buscan identificarse con otros, "formar parte de algo", crear lazos y una familia. Es el motivo que los impulsa a vivir en muchas ocasiones.

Un amigo me dijo en una ocasión que quien busca algo en los demás es porque tiene miedo a encontrarlo en sí mismo. Los demás no deberían darnos nada que no tengamos nosotros porque eso supondrá que no los queremos, que no los amamos, tan sólo los necesitamos por lo que tienen, por lo que nos dan.

Así es el hombre, capaz de traicionar no sólo al resto de iguales sino de traicionarse a sí mismo, rechazándose y buscando cosas en los demás por miedo a saber quién es.

Las traiciones siembren sus profundas raíces en todos, y tarde o temprano, esas raíces harán florecer esa flor, una llena de espinas, que a todo el mundo pinchan, hieren.

Ojalá hubiera alguien capaz de no traicionar.

jueves, 3 de marzo de 2011

Lágrima cuatro: Las lagrimas que están solas

Las lágrimas que están solas son las más tristes.

Cuando un surco recorre tu mejilla y una nueva lágrima aparece, a la espera de que la anterior caiga por debajo del mentón y se pierda en un mundo desconocido para ella y se seque en un suelo, del que no forma parte. Esa lágrima está sola, la siguiente caerá un palmo de terreno más lejos que la anterior inalcanzable para ambas cubrir ese espacio.

Si nadie te ve llorar nadie sabrá que lo haces y esas lágrimas sólo habrán existido para ti, sólo tú sabrás que un día brotaron de ti y las dejarás abandonadas e ignoradas siempre. No sólo vivirán en un mundo desconocido para ellas, es que nadie las recordará. Sólo tú..., ¿tendrás el valor de recordarlas? ¿Por qué llorabas?

Muchos olvidamos la tristeza y vivimos la alegría. Seríamos más felices si aceptáramos la verdad: que la tristeza es una parte de la alegría y ésta a su vez de la otra. No podemos ser felices siempre pero tampoco podremos ser lo contrario continuamente.

Las lágrimas buscan compañía.

Si compartes todos esos momentos con alguien que llore contigo nunca más dejarás a tus lágrimas vagar solas en el mundo y ni siquiera ellas estarán tristes