Traición.
Una palabra grande, muy grande, a veces demasiado grande para nosotros mismos. Pero el ser humano la creó, la moldeó en la fragua de la confianza y le dió su forma. Y la ha perfeccionado con el paso del tiempo.
Qué hermosa y qué desgarradora es la traición, te sume en la oscuridad de la soledad, de la ruptura de tus cadenas, esas que te unen a los demás, que hacen que no estés sólo en el mundo. Pero también es una puerta a la libertad, gracias a la dura traición puedes romper cualquier relación o sentimiento por fuerte que sea y recuperarás tu yo, el yo que nació sólo en este mundo.
Libertad y soledad, a veces dos sinónimos. Es difícil vivir libre acompañado, normalmente la compañía impone, acepta, rechaza, orienta, influye,... Todas palabras contrarias a libertad. Ser libre supone no dejar interferir a nadie, luego nadie debería tener poder sobre nosotros.
Pero no se puede vivir sólo. Si algo he aprendido desde mi caída es que las personas buscan identificarse con otros, "formar parte de algo", crear lazos y una familia. Es el motivo que los impulsa a vivir en muchas ocasiones.
Un amigo me dijo en una ocasión que quien busca algo en los demás es porque tiene miedo a encontrarlo en sí mismo. Los demás no deberían darnos nada que no tengamos nosotros porque eso supondrá que no los queremos, que no los amamos, tan sólo los necesitamos por lo que tienen, por lo que nos dan.
Así es el hombre, capaz de traicionar no sólo al resto de iguales sino de traicionarse a sí mismo, rechazándose y buscando cosas en los demás por miedo a saber quién es.
Las traiciones siembren sus profundas raíces en todos, y tarde o temprano, esas raíces harán florecer esa flor, una llena de espinas, que a todo el mundo pinchan, hieren.
Ojalá hubiera alguien capaz de no traicionar.
"Ojalá hubiera alguien capaz de no traicionar."
ResponderEliminarPero, tal como lo planteas, tal como defines la traición, ¿no crees que es difícil no traicionar? Espera, a ver si lo visualizo, si lo comprendo... Para que exista ese alguien capaz de no traicionar, por un lado, buscaría darse a los demás, sin esperar nada de ellos, sin buscar en los demás lo que no tiene él mismo, o lo que no se atreve a buscar en sí mismo; es decir, que se entregaría sin condiciones, de forma libre, porque estaría en su naturaleza entregarse, compartirse, perderse en los demás. Y, por otro, sería capaz de no traicionarse a sí mismo: no se rechazaría, no se amedrentaría ante lo que es, ni ante adentrarse en el proceso de descubrir quién es.
¿Es a esto, más o menos, a lo que te refieres? Un individuo que no renuncie a ser quien es, menos aún a su autoconocimiento, y que no busque nada de los demás, sólo entregarse a ellos...
Compleja tu visión sobre la traición. Con esta reflexión me has... sí, desconcertado.