Una palabra.
Sólo una palabra basta para saber si es verdad o mentira.
Sólo una verdad basta para que crea cada palabra que dices.
Una mentira emponzoña todas tus palabras.
La verdad y la mentira bailan.
Y es un baile sádico y hermoso, porque en cada verdad y cada mentira hay una parte de ti.
La verdad es un arma y la mentira una cápsula de cianuro, chasqueas un diente y se rompe y abre y recorre tu boca el sabor amargo de toda esa mentira.
La diferencia no está en el bien o el mal, reside en mentir para renunciar a ser uno mismo. Eso no es para mí.
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